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Piensa en esto: ¿cómo fue el método utilizado para transmitir los conocimientos generación tras generación cuando no existían los libros ni las computadoras y ni siquiera el papel y el boli? 

…A través de historias.

Y, si lo pensamos bien también podemos preguntarnos ¿qué es aquello que más nos acordamos de cuando éramos niñxs? Los cuentos, las películas, ciertas anécdotas.

¿Sabés por qué? Porque aquellas historias no sólo pasaron por nuestros oídos sino que también pasaron por nuestros otros sentidos y emociones. Cada relato nos generó alguna emoción, alguna sensación y eso es lo que nos marcó y conectó con nosotros. Podríamos decir, que aquellas historias nos pasaron por el cuerpo.

 ¿Y cómo no recordar aquello que nos tocó de tantas maneras?

Alguien descubrió que nuestras marcas y cada proyecto que emprendemos tiene su propia historia y que contarla hace que el público conecte con ellas, se identifique.

Es una forma de hacer que la comunicación sea magnética. Sin embargo no lo vemos sólo como una estrategia de marketing sino como una joyita con la que contamos, algo real que tenemos en nuestro haber y que a las personas realmente les interesa.

El que tengamos una historia nos hace humanos, nos permite empatizar porque puede que quien nos escucha haya pasado por una experiencia similar. No somos sólo un resultado o una pantalla. No llegamos a dónde llegamos, cuál película de Hollywood, mágicamente. Sino que, somos un proceso, donde  sobrepasamos obstáculos, sufrimos fracasos, disfrutamos triunfos y atravesamos desafíos… Básicamente, recorrimos un camino y lo seguimos recorriendo. Esto es lo que le da sentido a todo. Todo lo que aprendemos, lo que superamos y lo que compartimos en esta búsqueda.

Cuando las vivencias que cuentas se tratan de actos de superación que se vinculan con la solución que tu ofreces, ya sea en forma de productos o servicios, generan la confianza de que sabes de lo que hablas: “Si tu lo viviste en carne propia, confío en tu conocimiento de causa. Si tú lo superaste, yo también puedo hacerlo”. 

Y esto es ofrecer certezas, esperanza y motivación. Esto, te aseguro, es muy magnético.

Así que te invito a que te animes a contar tu historia, tu proyecto, porque seguro hay mucho por contagiar.